Ya lo
dijo Cicerón: “el mejor condimento es el hambre”.
(Entiéndase
la máxima como humorada, al estilo arcaico u “Oldspeak”).
Hoy,
cuando la ironía y el sarcasmo están proscritos y el Tremendismo, otrora
una corriente estética, es considerado delictivo, un neolengüista avezado
podría acusarme de apología de la hambruna… y puedo acabar como el mismo
Marco Tulio.)
A lo
que iba, hablando de arroces nada sabe mejor que aquel hervido que
devoramos para romper el ayuno después de un desajuste intestinal.
Pero, como nuestro asunto es el mejoramiento y el progreso, hay que estar
preparados para cuando el cuerpo se recobre y pida más.
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No es
recomendable estrenarse para invitados, conviene ensayarlo antes, pero es un
recurso alimenticio ideal para ofrecer a tus convidados.
La
paella reúne los requisitos que ha de tener un menú para obsequiar a tus
visitantes: es completo, con lo que se simplifica el servicio, es
sencillo de elaborar, de colorido agradable, de fácil digestión si no se abusa
de las grasas y se prepara de antemano con lo que da margen para tenerlo
todo preparado a tiempo y sorprender a los invitados con una mesa bien puesta.
Pero
como en todo hay gustos, hay gente que preferirá un arroz caldoso. Para ellos,
el arroz al estilo mallorquín, arroz brut es una alternativa. Es
un plato que admite más tipos de carnes y de verduras con el doble de agua que
la paella. Pero ojo, más agua no quiere decir cocer más. El tiempo de cocción
será el mismo y cuidado con los fuegos eléctricos y el calor residual: te pueden
fastidiar el remate.