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Yo no voy a contradecir a mi tío, mucho menos a un
médico y me apunto a agradecer a las gallinas su generoso desprendimiento.
Mucho se habla
últimamente de los huevos rotos, en particular de los de un afamado restaurante
madrileño.
Después de haber
analizado a fondo la materia, tanto en la teoría como en el laboratorio ( donde
se laboran las comidas) he llegado a la conclusión
de que los tan ponderados huevos rotos
no es más que una versión de los tradicionales huevos fritos con patatas
para comer en restaurante con tenedor.
Mi preferencia
personal es que antes de que me partan los huevos, prefiero partírmelos yo.
Sugerencia: Resulta
conveniente, para las gentes cuyos estómagos ya no lo aguantan todo, escurrir
las patatas en papel de cocina mientras se van friendo los huevos. Si el
momento es propicio, se puede acompañar con unas rodajas de chorizo (mejor
criollo y mejor fresco, para que los sabores queden más equilibrados). Con
jamón calentado en la sartén tampoco están mal.
A partir de ahora,
si no pruebas los huevos rotos, será porque no quieres.