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Niños: reivindicad
vuestro derecho a que os frían patatas en la cena.
Si a vuestros padres se las frieron ¿Por qué no hacen lo
mismo ellos para vosotros?.
¡Tenéis derecho!
Es loable cómo algunas abuelas cumplen ocasionalmente con
el precepto ante la inhibición de una generación perdida, ojala sirva al
menos para que se mantenga viva la sana, económica y deliciosa tradición.
Freír patatas no tiene ningún misterio, los más indocumentados
pueden encontrar en internet información sobre aceites y formas de
cortar.
Mi consejo: resulta muy útil cortar las patatas y
depositarlas en un escurridero de metal donde van escullando mientras
esperan a ser freídas, lo que eliminará el excedente de agua de lavarlas
y cortarlas y evitará las salpicaduras
de aceite. Todo ello facilitará mucho el
trabajo. No hace falta una freidora, una buena sartén es lo perfecto para el
mejor resultado.
¡Ahora no hay excusas que valgan!
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