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El
aburrimiento y el tedio, si no se remedian a tiempo, pueden acabar en hartazgo
y hastío.
Quien
se empeña en imponer un gusto por saturación olvida que las leyes de la Física,
aunque funcionan con algunas personas, nunca alcanzan un éxito duradero en las
colectividades y es por la consabida razón de que los humanos, además de pensar,
sienten.
Sea
bien porque hemos tomado conciencia de nuestra excelencia o grandeza los
humanos; o bien porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza, o por lo que sea,
las personas somos unos seres puñeteros, o sea, dignos.
El
pensamiento y el discernimiento pueden llegar a convencernos a nosotros mismos
de que nos conviene domeñar nuestros sentimientos incluso cuando percibimos
engaño, sometimiento o injusticia. Pero siempre hay un grupo de personas,
la pesadilla de gurús, líderes o salvapatrias, que se revuelven incapaces de
digerir el autoengaño o de “comulgar con ruedas de molino” y se encaran con
aquellos, incluso asumiendo riesgos.
Con
estos inadaptados no hay ostracismo ni gulag ni propaganda ni falacia ni insidia
que acabe. Puedes eliminarlos uno a uno, pero la raza es inextinguible, pues,
como el garbanzo negro, nace de la simiente más blanca.
Y,
no hay que olvidarlo, aunque molestos e importunos, son precursores de cambios
y portadores esperanza.
En
fin, vuelta a la cocina.
Con
la comida pasa igual, la falta de variedad nos llevan al hartazgo y al hastío y
el mejor alimento nos cansa si nos lo ponen todos los días.
Para
los cansados del huevo frito, os presento una receta fácil y sana inspirada en
la cocina mexicana: el huevo ranchero.
Lo
de inspirada lo pongo para que algún enterado purista no me venga a corregir y
para tomarme libertades al cocinar.
Tres
son los componentes imprescindibles: la tortilla mexicana de maíz o de trigo,
el huevo frito o a la plancha y la salsa casera mexicana de cebolla, pimiento,
tomate y cilantro todo cortado en tacos y ligeramente salteado a fuego fuerte (es
muy importante que mantenga la consistencia).
Lo
demás, al gusto. Si no tienes cilantro fresco, puedes añadir perejil fresco y
un poco de pimienta molida (esta última, si tiene bayas de cilantro, mejor).
Hay una buena variedad de salsas picantes en el mercado para aportar sabor y
picante al gusto. También se pueden utilizar guindillas en vinagre por los
chiles jalapeños.
Queda
muy bonito con un poco de aguacate o salsa guacamole o unos nachos, enchilada,
y, si quieres ser mas purista, unos frijoles refritos o de la olla.
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