Cuando
sales de viaje es muy conveniente, en el último momento, dar un repaso
por la casa para ver que todo queda en orden y no te vas a encontrar ninguna
sorpresa al volver. No importa si el resto del pasaje tiene que aguardar diez
minutos más, el retraso merece la pena.
Así
lo hacemos en mi casa y de esta manera reducimos los riesgos de percances
inoportunos y de gastos imprevistos.
Con
tal prudente protocolo en la última vuelta a casa solo tuvimos que afrontar dos
pequeñas inconvenientes que resolvimos con comodidad y presteza: el
congelador abierto con toda su carga perdiéndose y el despertador
que, con su alborada melodiosa, anunció la llegada de un nuevo día
a los vecinos el sábado y el domingo.
En
aquellos momentos hubo de recurrir, otra vez, a la cocina instintiva y en un
momento robado al sueño, cocinamos menestras, marinados y el plato que os
presento este mes: Caldereta de pescado y marisco.
Los
ingredientes son sencillos: el pescado y marisco que quieras, ajo,
perejil, pimiento y un poco de vino blanco. Con un poco de tomate triturado y
algo de cayena al gusto hubiera estado mejor.
La
única regla a seguir es la cocción; se irán añadiendo, según necesiten
los ingredientes, de más a menos tiempo: cefalópodos, pescados y
mariscos.
Afortunadamente,
los vecinos no se quejaron y, para compensar tantos disgustos,
celebramos que apareció al llegar a casa el teléfono móvil del que
se ignoraba su paradero y se temía que hubiera caído en manos de malhechores
junto con la tarjera de crédito que le acompañaba.
Seguid
siempre mi consejo; sed previsores.
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