Cuando recoges la casa para viajar al marchar de vacaciones o al volver de ellas es a veces una ocasión para el cocinero de demostrar su talento.
A la
manera de los shows televisivos en los que unos cocineros famosos cocinan
a otros que aspiran a serlo para entretenimiento del público te enfrentas a la
tarea de preparar la minuta con recursos limitados.
Recientemente
al recoger los tratos quedaba en la nevera una bolsa de calamares de un
proyecto de paella que se quedó en salpicón, unos guisantes congelados y unos
tomates maduros. Para deshacernos de ellos preparé un arroz con calamares y
unos guisantes salteados con un poco de panceta que había por allí y por los
dos platos recibí felicitaciones.
Yo no
quedé muy satisfecho por el arroz. Lo dejo aquí escrito para que no se me
olvide otra vez que no he de comprar arroz en ese supermercado.
Yo no
he sabido apreciar hasta la fecha el valor de algunos arroces bomba, de
marca o con denominación de origen que he probado. La diferencia de
precio con otros arroces de marca blanca no la he visto justificada o no he
sido capaz de trabajarlos para sacarlos las cualidades que de ellos se
predican.
En
cambio, dentro de los arroces de marca blanca, en una disparidad de precio de
unos céntimos si he visto gran diferencia.
No
siempre lo mejor es lo mas caro.