Entre tanta variedad no será difícil encontrar algo interesante, incluso, para los más reacios al producto lácteo.
Los quesos, digámoslo en plural mejor, se pueden llegar a disfrutar mucho pero requieren tiempo y conocimiento.
Para saber y disfrutar de de los quesos solo es preciso que alguien los compre, los guarde refrigerados en condiciones adecuadas y los vaya sirviendo trocito a trocito de forma que a la hora de consumirlo se encuentren a temperatura ambiente. De otra forma no se aprecian debidamente sus cualidades.
No conviene comprar ni servir más de cuatro o cinco tipos de queso a la vez para no juntar demasiados sabores y que se mantengan bien conservados pues, incluso en el frigorífico, los quesos más blandos pierden pronto sus cualidades una vez abiertos.
Se van saboreando de los más suaves a los más fuertes y siempre se remata con los azules si les hubiera.
El pan siempre a mano y un buen aceite de oliva virgen no le hace mal por la mañana. Un poco de dulce de membrillo en la merienda o para rematar la cena va bien también.
Disfrútese con moderación.
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