Pues el arroz estaba incomible y la berenjena
excesivamente salada.
Cuando estás cociendo el arroz, es importante que no
venga nadie a darte conversación o interrumpirte, pues puede ocurrir que
ya no sabes si has echado la sal o no. Dudas, crees que no… y
repites.
Fue una faena… después de ponerse en marcha las
papilas gustativas a las nueve de la noche tras un día duro y ocupado y …, hubo
que tirarlo.
Lo de la berenjena fue otra cosa, otro día hablaremos de
este meloso manjar.