Con la
llegada del buen tiempo lo lógico sería que mis seguidores me solicitasen platos
para la cocina de temporada, pero aunque no me los piden voy a hacerlo igual.
La palabra
escabechina se usa para referirse a una gran matanza o exterminio o, por
extensión, para denominar una corrección masiva o una saca abundante. Su
origen, sin embargo, no tiene una connotación dramática sino todo lo contrario:
cuando había abundancia de carne u otros alimentos perecederos y no habiendo
medios de conservación como hoy en día, tras una degollina o recolección en la
mejor sazón, se conservaban las carnes y las verduras mediante la benéfica
acción del vinagre.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6dLQKMCRRWAVMlRQeD6uF_oHXAAqzk020GH8ozEYPuqs3ehpB5Syei4JgqSZw3nFIba1dtPKOCFnpDTZEFQHyhJl7zFCeReh-l8zwTq-bKu3JKxw9wXzvYv7ZsmwXDyJDFSc8llRBy2PM/s400/WP_20171001_21_03_52_Pro.jpg)
Los
ingredientes están a disposición de cualquiera: sólo son imprescindibles el
aceite, el vinagre y el laurel. Caben especias al gusto, ajo o cebolla y si
quieres rebajar la acidez se puede hacer con vino blanco.
Yo presento
hoy unas sardinas escabechadas. Después de freírlas, cuelas el aceite y añades,
con cuidado, el vinagre, el vino y las especias que tras cocer un ratito
verterás sobre el pescado en el recipiente en el que lo vayas a conservar.
Después de enfriarse lo guardas en la
nevera y tienes para unos días escabeche para un bocadillo, una tapa o
una cena rápida.
Si después
de freír o asar las sardinas solo son unas pocas las que sobran, no será
necesario tanta parafernalia; les añades un chorro de vinagre, las guardas en
el frigorífico bien tapadas y verás qué buenas, al día siguiente, frías o
calentadas.
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