Las
patatas con chorizo o patatas a la riojana, es un plato de los básicos en
cualquier recetario y a pesar de su aparente sencillez, tiene unos cuantos
detalles que se deben tener en cuenta para conseguir un guiso digno del
comensal más exigente.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmxCkmJoLLU1Y9Idx_H0HlBI96k94FPx7COy2DPapMQ1MKABuIDaBVRX4gQ-15H9m0ImUxZ-5IcDlwqt_PgOLfdFUhMjUHGXBp9gNC6YcJ7CrZE_iCaNNJvUtwpblsVRKhsbOcp7pjWhXD/s400/WP_20180129_15_14_02_Pro.jpg)
El
primer consejo es no rehogar el chorizo. Te cargarás el plato si lo haces. El
embutido irá lo último y solamente cocerá, y no demasiado, para que no suelte
toda la grasa.
No
hagas plato único. Si pones demasiado chorizo saldrá una comida muy grasa e
indigesta. La ciencia es que el caldo y la patata estén sabrosos.
Utiliza
un chorizo tierno y si está seco, corta rodajas más finas.
Antes
de cocer, rehoga las patatas y después vas añadiendo el ajo, la cebolla,
y el pimiento; si lo pones todo junto se quemará la cebolla antes de que se
ponga la patata en condiciones.
A
pesar de las verduras y del sabor del chorizo, hay que aderezar el guiso. Lo más fácil es el
pimentón, pero si tienes tiempo y quieres sacar el máximo al plato, utiliza
pimiento choricero deshidratado. En caso de emergencia se admite un poco de
colorante alimenticio; hace el plato más bonito y cubre ese vacío de un caldo
soso.
Un
poco de perejil y cocer a fuego lento. Si las patatas no engordan el caldo,
aplastas algún trozo y mejorarás la presentación.
Un
buen vino tinto joven y ¡buen provecho!
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