Dicen
que los detalles nos dan la felicidad; quien afirme esto ignora, o tal vez
olvida, que las finuras y las delicadezas solo saben apreciarlas quienes tienes
sus necesidades satisfechas en la medida que exige su dignidad e ignoran que
muchas personas serían dichosas con atender sus necesidades más básicas.
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En
la cocina, si quieres tener un detalle, asegúrate de que has cubierto los
mínimos y de que los comensales lo van a notar. El buen gusto y la educación
obliga a aquellos a detectar el gesto y a reconocerlo y la
buena crianza a no ponderarlo en exceso.
Os
ofrezco dos detalles para una ensalada de invierno. La escarola es propia de
este tiempo y sobre todo a partir de la Navidad pues se va enterneciendo
conforme el invierno avanza y nos proporciona buenos platos
de ensalada con ese toque amargo tan del gusto de los amantes de la comida
pausada, sana y ligera.
Además
de un buen aceite de oliva virgen, añade un vinagre de manzana en el que habrás
puesto a macerar unos dientes de ajo rotos. No vale para cualquier tipo de
ensalada pero para esta va muy bien este ligero sabor a ajo crudo sin otras
consecuencias.
Otro
adorno que va muy bien con la escarola son los picatostes. Se pueden hacer con cualquier tipo de pan o con esos
coscurros que van quedando en la cesta. No es necesario freírlos según la
receta tradicional; se cortan en tacos, se ponen en una sartén, viertes un
chorro de aceite por encima y con una tapa de rejilla, a fuego muy
lento, se van tostando y de vez en cuando se revuelven para que se hagan
por igual. Si se guardan bien se mantienen varios días crujientes y se pueden
añadir a otros platos.
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