El ajo, verdura y condimento, es un aderezo
imprescindible en gran parte de los platos de la cocina española y convidado
ocasional casi en el resto. No es un invitado discreto, pues suele
hacerse notar, no digamos para las personas que vienen de lugares donde
su consumo no es habitual.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgb4Li0se1yEPYJRwLUI5BUJQEWyife5019Iy3IJYfo_Iw6TDtgin1Ny4EEWXuFt_ShRe_6oVouOjdhSakQceSqOYmmuPSoQzT3azqFAC-BeNPZYHkiRb85ExR0x7FfMWgWFzPVci6qtDXy/s400/WP_20160109_15_03_37_Pro+%25282%2529.jpg)
También hay que huir como de los gorrones de aquellos que consumen habitualmente ajo crudo para alargar un poco su vida a costa de amargar y atufar la de los demás.
Presento hoy una forma muy sencilla de aderezar con ajo
crujiente algunas verduras o guisos . Suele presentarse en láminas, pero yo lo prefiero majado. No es necesario el almirez, que se suple
aplastando el diente con la hoja de un buen cuchillo de cocina ancho. Se
pasará después por el aceite a fuego lento y listo.
No cualquier ajo vale para esto. Al tratarse de un
alimento perecedero y una semilla ( un ser vivo), el ajo evoluciona perdiendo
las mejores cualidades camino de la germinación o de su consunción. El momento
ideal para su consumo, sobre todo de esta manera, es el más próximo a su
recolección, pues reventará mejor bajo el cuchillo, su sabor será más
rico y su digestión más fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario