¡Qué dura es la vida del urbanita moderno!.
¡Quién me mandaría a mí comprar el coche en invierno!.
Almorzado con un bocadillo me pasé la tarde en el
taller; qué fríos son aquellos sitios para el que allí solo tiene que
aguardar.
Discutiendo con el encargado de si esto o aquello entra
en garantía ya tenía yo los pies fríos.
- Por cierto, no se me olvide; tengo que pasar por la
frutería, espero no tener que ir en busca de una de guardia.-
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgk40IysFfgl-wu_-tETrnVh2dwxUeMCNB2NRfyoj53AV65A2WNLXiKQab_8dEIGDuukiC8fYvL-qipynRuWfvniwjNOqQ1fRYCoRdqvJ1eLoKzGppKeGisCEIRLTkVc8Td77XHnlv8mPhp/s400/WP_20170111_20_50_18_Pro.jpg)
Al pasar sumiso por la oficina, la sonrisa candonga de la
prieta cajera me dejó tan frío como
estaba.
Con escaso hálito salí de allí con la cartera también
menguada. A estas alturas sólo una esperanza me impelía. Corrí en busca de lo
que en mi cabeza como una cantilena me martillaba: un manojo de puerros, una cebolla, zanahorias y patatas.
Con el resuello en el cuerpo corté, una vez lavados, los puerros en trozos medianos, las zanahorias
en rodajas y la cebolla en parmentier ( tacos grandes) y todo ello lo rehogué con un buen aceite de oliva, luego
añadí las patatas en tacos tronchados o chascados para que engordasen un
poco el caldo, sal, agua y herví.
Servir caldoso.
Con la primera cucharada noté yo que mi suerte había
tornado. -Venga lo que venga, ya nada me acobarda-.
Ten tu propia experiencia con la purrusalda, repetirás.
Los de Bilbao suelen añadir un poco de bacalao. Se puede
prescindir de la cebolla, esta lo suaviza un poco, depende lo verdes que estén los puerros y del gusto de los
invitados.
24.01.17
No hay comentarios:
Publicar un comentario