miércoles, 25 de noviembre de 2015

Huevos rotos

Decía mi tío Pedro que, si  fuesen caros,  dos huevos fritos serían un manjar de ricos. Mi tío, aunque admitía  la paradoja, reconocía que no era de su cosecha y refería haberlo oído a un médico encantado de poder compartir este manjar con los pobres.¡Qué pura  satisfacción la de compartir sin necesidad de renunciar!, solo la abundancia nos la brinda.
Yo no voy a contradecir a mi tío,  mucho menos a un médico y me apunto a agradecer a las gallinas su generoso desprendimiento.
Mucho se habla últimamente de los huevos rotos, en particular de los de un afamado restaurante madrileño.
Después de haber analizado a fondo la materia, tanto en la teoría como en el laboratorio ( donde se laboran las comidas) he llegado a la conclusión de que los tan ponderados huevos rotos no es  más que una versión de los tradicionales huevos fritos con patatas para comer en restaurante con tenedor.
Mi preferencia personal es que antes de que me partan los huevos, prefiero partírmelos yo.
Sugerencia: Resulta conveniente, para las gentes cuyos estómagos ya no lo aguantan todo, escurrir las patatas en papel de cocina mientras se van friendo los huevos. Si el momento es propicio, se puede acompañar con unas rodajas de chorizo (mejor criollo y mejor fresco, para que los sabores queden más equilibrados). Con jamón calentado en la sartén tampoco están mal.

A partir de ahora, si no pruebas los huevos rotos, será porque no quieres.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Patatas fritas

Mucho se oye hoy  de los derechos de los niños, pero  nadie quiere hablar del derecho a que les frían patatas. No hay nada comparable a unas patatas fritas en casa y servidas de inmediato. De las que se comen en restaurantes de comida rápida o de servicio lento mejor no hablar.
Niños:  reivindicad vuestro derecho a que os frían patatas en la cena.
Si a vuestros padres se las frieron ¿Por qué no hacen lo mismo ellos para vosotros?.
 ¡Tenéis derecho!
Es loable cómo algunas abuelas cumplen ocasionalmente con el precepto  ante la inhibición de una generación perdida, ojala sirva al menos para que se mantenga viva la sana, económica  y deliciosa tradición.
Freír patatas no tiene ningún misterio, los más indocumentados pueden encontrar en internet  información sobre aceites y formas de cortar.
Mi consejo: resulta muy útil cortar las patatas y depositarlas en un escurridero de metal donde  van escullando mientras esperan a ser freídas, lo  que eliminará el excedente de agua de lavarlas y  cortarlas y evitará las salpicaduras de  aceite. Todo ello facilitará mucho el trabajo. No hace falta una freidora, una buena sartén es lo perfecto para el mejor resultado.

¡Ahora no hay excusas que valgan!