lunes, 28 de noviembre de 2016

Menestra exprés

Son las  once y media de la noche, terminada la faena y deseando descansar.
De repente, una pregunta rutinaria y tú, inerme ante la realidad:  “no hay nada para comer mañana”.
¡Tu reputación en entredicho!. Y, tal vez… otra bronca.
¡Oh no,… eso no!.
Pero,  se enciende la bombilla:
Un clásico y… ¡listo!:
Cronómetro:  ¡Start!.
Sacas la olla rápida; un chorro de aceite de oliva virgen; calor; abre el congelador y echa mano de la bolsa de menestra congelada de la mejor calidad, que debe estar allí esperando al efecto; viertes la verdura en el perol, sal y unos dientes de ajo que habrás pelado o no, según la prisa. Lo salteas  a fuego vivo tres o cuatro minutos; añades un chorrito de agua; cierras la olla, sube el pitorro, bajas el fuego….
¡Pause!
Diez minutos de reloj.
¡Stop! y a otra cosa.
¡ Nos hemos salvao!
En total, cinco minutos de trabajo.
Unas lonchas de jamón o unos tacos, antes de cerrar la olla,  mejorarán el resultado.
Y tú que pensabas que el panaché era un plato difícil...

Arroz al salto

El arroz al salto es un plato olvidado de lo que se conoce como cocina de aprovechamiento. Mi aprendiz, en su infatigable tarea  investigadora,  lo ha rescatado de un viejo libro de cocina (*) y creo que merece un asiento en este blog.
Sospecho del horno microondas como autor de la desaparición de este preparado, pues nos permite calentar el arroz de una forma que antes no era posible.
Sus posibilidades son casi infinitas: si el arroz admite mil formas y sabores, lo mismo el arroz al salto.
La ciencia:
No tiene ningún misterio. Con el arroz sobrante elaborarás una masa con huevo batido y harás una especie de albóndigas o tortillitas que cubiertas con pan rallado freirás en abundante aceite.
Puedes sorprender a tus invitados con este aperitivo o servirlo como guarnición. 


 (*) Manual de la Abuela Pato