viernes, 24 de junio de 2016

La vinagreta

El verano altera nuestras vidas;  los gustos y las apetencias cambian y en la cocina no podía ser de otra manera.
Muy oportunamente llega por estas fechas la cebolla temprana, jugosa, tierna y delicada para una de las mejores formas de disfrutarla: la vinagreta.
Esta salsa, como casi todas, admite muchas variaciones al gusto de cada uno. Yo os presento la mía que no siempre es la misma, pues depende de lo que se disponga en el momento de elaborarla.
Hay muy pocas cosas imprescindibles para elaborar este aliño: vinagre, aceite, cebolla y sal. La calidad, cuanto más mejor y la cantidad, al gusto. La cebolla se cortará en tacos muy pequeños para lo cual un buen cuchillo vuelve a ser imprescindible y no tiene más misterios; mezclar y listo.
A parte de lo básico, admite otras verduras: pimiento verde o rojo fresco o de bote, guindilla en vinagre,  huevo cocido, aceitunas, etc., todo ello cortado en tacos como la cebolla y especias al gusto. El ajo, mejor rallado y cuanto más fresco mejor. Se puede utilizar también ajo en polvo deshidratado. Cabe perejil, fresco o seco, pimienta ( va bien la de varios colores y en algunos platos una que incluye bayas de cilantro resulta muy bien).
Esta salsa tradicional es muy práctica en verano cuando las comidas frías preparadas de antemano, las comilonas campestres y los apaños rápidos son tan necesarios para poder disfrutar al máximo del campo y  de la playa.
Si andas en amores tiernos procura que ella también lo pruebe, así la cebolla no será un obstáculo entre vosotros.


El escabechado

Con la llegada del buen tiempo lo lógico sería que mis seguidores me solicitasen platos para la cocina de temporada, pero aunque no me los piden voy a hacerlo igual.
La palabra escabechina se usa para referirse a una gran matanza o exterminio o, por extensión, para denominar una corrección masiva o una saca abundante. Su origen, sin embargo, no tiene una connotación dramática sino todo lo contrario: cuando había abundancia de carne u otros alimentos perecederos y no habiendo medios de conservación como hoy en día, tras una degollina o recolección en la mejor sazón, se conservaban las carnes y las verduras mediante la benéfica acción del vinagre.
Hoy en día los escabechados, sin ser imprescindibles para la conservación, son prácticos y siguen siendo demandados por quienes gustan de la variedad. Además son muy prácticos en la cocina veraniega por su disponibilidad, su efecto refrescante y su sabor.
Los ingredientes están a disposición de cualquiera: sólo son imprescindibles el aceite, el vinagre y el laurel. Caben especias al gusto, ajo o cebolla y si quieres rebajar la acidez se puede hacer con vino blanco.
Yo presento hoy unas sardinas escabechadas. Después de freírlas, cuelas el aceite y añades, con cuidado, el vinagre, el vino y las especias que tras cocer un ratito verterás sobre el pescado en el recipiente en el que lo vayas a conservar. Después de enfriarse  lo guardas en la nevera y tienes para unos días escabeche  para un bocadillo, una tapa o una cena rápida.
Si después de freír o asar las sardinas solo son unas pocas las que sobran, no será necesario tanta parafernalia; les añades un chorro de vinagre, las guardas en el frigorífico bien tapadas y verás qué buenas, al día siguiente, frías o calentadas.


domingo, 5 de junio de 2016

La barbacoa

Los que consideran el camping simplemente una forma barata de viajar, solo encontrarán en su práctica la falta de comodidades que su penuria económica les impone y hacen muy bien en quedarse en casa quienes  aseguran que para viajar así, es mejor no ir a ningún sitio. De esta forma no estorbarán a los que disfrutamos de esta forma de hospedaje.
Yo fui usuario  frecuente de estas instalaciones,  disfruté y a veces padecí con deportividad alguna penuria, pero el saldo siempre fue positivo. No obstante, en los últimos años, la falta de educación y de respeto está complicando la práctica del camping y como este blog es de cocina, aquí vengo a parar con el disparatado uso de las barbacoas que en los campings se practica.
El gusto por las barbacoas portátiles viene siendo una moda, seguramente importada,  muy práctica para acercar el humo y las llamas a nuestros colindantes de forma que en otras épocas hubiera sido motivo de trifulcas vecinales.
Es digno de valoración sociológica cómo, hoy en día, habitantes de las más elitistas vecindades se turnan para ahumarse recíprocamente durante los fines de semana de primavera y verano encendiendo hogueras móviles a escasos metros de las ventanas de sus orgullosos convecinos y es más admirable aún, cómo estos ciudadanos soportan impasibles los olores y la humareda mientras encerrados en sus bunkers planifican fríamente la recíproca. Y no está mal visto…
Los desheredados de la fortuna, otrora proletariado en masa y hoy en día la gente, carentes de los medios que les permitan un despliegue de sus fantasías más sofisticado, con su barbacoa de oferta y el saco de cisco acuden a campings playeros a fastidiar la tarde a los pobres campistas que se habían propuesto pasar un fin de semana en contacto con la naturaleza.
De lo que se zampan  estos practicantes del atavismo de comer asando al fuego… mejor lo dejo para otro día; si el humo me enrojeció los ojos, ver lo que estos energúmenos se echan al coleto me da lloradera.
19.05.16