martes, 22 de diciembre de 2020

Remojón granadino


 Llega la Navidad y el fin de año y de nuevo, cíclicamente,  estamos en la reserva. Este año, aparte de la pedrea de la fortuna como todos los años, lidiamos con problemas de salud pública que, siendo aquella lo principal, traen como secuela y corolario el desastre y la ruina en cadena.

Los incrédulos tomistas, no de Aquino, hoy llamados negacionistas, siguen creyendo en que no creen en lo que no ven. Eso no impide que sigan disfrutando de tecnología que no entienden y de comodidades que no merecen. Pero, temblad, como el agente infeccioso anide en ellos serán los conversos más fanáticos,  más exaltados y más intransigentes.

Para el año que viene seamos tomistas y aristotélicos. Apliquemos la Razón y huyamos del manejo emocional. Pensemos por nosotros mismos.

El instinto de supervivencia sigue siendo necesario en esta selva organizada que llamamos sociedad pero si dejas que otros razonen para ti fácilmente convertirán esa necesaria alerta en un señuelo de odio y miedo para manejarte a su interés.

Para el año próximo escucha mucho, infórmate,  piensa, analiza, desconfía, duda, no temas a la incertidumbre, es un privilegio de los hombres libres, razona y elige en cada momento lo que más te convenga. No seas como una oveja, no dejes que te digan lo que debes y lo que no debes hacer, pensar o decir. Puedes desarrollar pensamiento propio. No renuncies a tu libertad, si eres firme en ello, al final tendrán que aceptarte como eres.

Para esta Navidad voy a rescatar un plato olvidado de mi infancia que investigando resulta ser una comida típica andaluza y más concretamente de Granada.

El remojón granadino es un plato elaborado con naranjas que presenta dos versiones; dulce, con azúcar y canela como postre o merienda, que es el que yo conocía y como ensalada con bacalao, huevo cocido,  cebolletas y aceitunas, que lo  vamos a probar. El todo caso con un buen chorretón aceite de oliva virgen extra será una alegría para la vista y el paladar.