viernes, 23 de febrero de 2018

Escarola


Dicen que los detalles nos dan la felicidad; quien afirme esto ignora, o tal vez olvida, que las finuras y las delicadezas solo saben apreciarlas quienes tienes sus necesidades satisfechas en la medida que exige su dignidad e ignoran que muchas personas serían dichosas con atender sus necesidades más básicas.
Hay a quienes es difícil satisfacer en lo que su dignidad demanda atendiendo a su autoestima: con ellos no perdamos el tiempo intentando engatusarles con detalles.  Es también muy frecuente, entre quienes tienen sus necesidades colmadas, la incapacidad de sentir el goce fugaz de un detalle oportuno y certero. Estos,  pobres hartos, a cuenta del exceso, han perdido el gusto, el olfato y el  instinto y para ellos todos los mirlos son negros y todos los pretendientes son cazadotes.
En la cocina, si quieres tener un detalle, asegúrate de que has cubierto los mínimos y de que los comensales lo van a notar. El buen gusto y la educación obliga a aquellos a detectar el gesto  y a  reconocerlo y la  buena crianza a no ponderarlo en exceso.
Os ofrezco dos detalles para una ensalada de invierno. La escarola es propia de este tiempo y sobre todo a partir de la Navidad pues se va enterneciendo conforme  el invierno avanza  y  nos proporciona buenos platos de ensalada con ese toque amargo tan del gusto de los amantes de la comida pausada, sana y ligera.
Además de un buen aceite de oliva virgen, añade un vinagre de manzana en el que habrás puesto a macerar unos dientes de ajo rotos. No vale para cualquier tipo de ensalada pero para esta va muy bien este ligero sabor a ajo crudo sin otras consecuencias.
Otro adorno que va muy bien con la escarola son los picatostes. Se pueden  hacer con cualquier tipo de pan o con esos coscurros que van quedando en la cesta. No es necesario freírlos según la receta tradicional; se cortan en tacos, se ponen en una sartén, viertes un chorro de aceite por encima y con una tapa de rejilla,  a fuego muy lento,  se van tostando y de vez en cuando se revuelven para que se hagan por igual. Si se guardan bien se mantienen varios días crujientes y se pueden añadir a otros platos.