sábado, 29 de abril de 2017

Costilla de cerdo a la sal

Cocinar carne  a la sal, a parte de su sencillez, tiene unas cuantas ventajas: además de reducir bastante la grasa, presenta un aspecto característico y resulta un sabor diferente y gustoso. Además no pierde ningún valor para consumirlo después a temperatura ambiente,  con lo que es un plato ideal  para presentar en cualquier convite, para elaborar deliciosos bocados fríos o para tener preparado para una comida rápida o  para una colación campestre.

El manjar no tiene ninguna dificultad: procura un costillar de cerdo lo menos descarnado posible, en una bandeja de horno haz una cama de sal gorda y entierra la carne con más sal. Si no encuentras sal húmeda al efecto lo humedeces para que se adhiera mejor al alimento.
Puedes usar las especies habituales en la carne de cerdo antes de ponerlo en la sal y el tiempo de horno el habitual, según el volumen de la carne.
Cuando termine de hornearse rompes la costra de sal y retiras los restos de ella que queden pegados al alimento. Se corta y se presenta al gusto. No resulta excesivamente salado.
Para acompañarlo es ideal el alioli. Te gustará.
Lo mismo se puede hacer con cinta de lomo, si es del cabecero mejor,  y es preferible para comer en frío una vez cortado en lonchas finas.