miércoles, 30 de mayo de 2018

Tocino


El tocino, alimento tradicionalmente considerado como  de aquellos que consumían las partes del animal que despreciaban los que cataban los mejores bocados, está siendo hoy rehabilitado como un plato digno de quien se puede permitir mejores cortes.
Aunque, todo hay que decirlo, los torreznos siempre tuvieron su público en toda la escala social  y había quien se infiltraba disimuladamente en tascas o figones  para regalarse con  unos bocados de tocino frito.

Para hablar de esta receta tengo que remontarme a los tiempos  de los pucheros, aquellos  en  los que los hombres, cuando no podían cumplir con sus quehaceres, andaban estorbando y  molestando en la cocina.

Me dijo mi padre: - ¿quieres probar tocino encallao?
-¿Qué es eso?
-Ya verás…
-Bueno, -dije yo.
Cortó un trozo y lo metió en el puchero donde se cocían los garbanzos. Al rato lo sacó.
-Así  lo comíamos en el monte, - dijo.

El resultado es, sin duda, más que interesante.
Yo he rememorado la experiencia con mis hijos con éxito.
Consigue un buen tocino, mejor  de cerdo ibérico. No es necesario que sea panceta. Que no esté excesivamente salado, (la mayoría lo están).
Corta unas lonchas de menos  de un centímetro de gruesas y las pones en un poco de agua que ya habrá empezado a hervir. Habrás añadido al agua  ajo molido,  orégano y pimienta para intentar simular  el caldo del cocido, y mantenlo hirviendo entre tres y cinco minutos.
Disfrútalo entre pan y pan y un poco de pimentón por encima.
 La bota a mano.
Si te gustan los torreznos  de vez en cuando, un detalle a tener en cuenta: evitarás ese pérfido tufillo delator en la cocina.