domingo, 24 de diciembre de 2017

La ración

Hasta Navidad ni hambre ni frío y después todo seguido; dice un viejo refrán castellano que en tiempos, igual se aplicaba a las aves del cielo que a los hijos de Dios. Estos últimos, gracias al Padre celestial, no hicieron caso de San Mateo y por eso nos permitimos hoy cenar en Nochebuena mejor que el mismísimo rey  Salomón y nos vestimos como los lirios del campo la última noche del año a precio de risa.
Y si no fuera por los acaparadores, los violentos, los corruptos y los demagogos,  nadie tendría de qué quejarse.
Tradicionalmente se empleaban varias formas de conservación de los alimentos y actualmente se siguen utilizando la salazón, el encurtido, el marrasquino, la deshidratación y otros, más con el fin de ofrecer variedad, que de  mantener la comida, pues las formas de preservación son muy avanzadas y están al alcance de casi  cualquiera fruta y pescado frescos del hemisferio opuesto.
Los más jóvenes ignoran que, además de con la conservación,  mediante el trueque se lograba aportar más cantidad de productos frescos a nuestras mesas,  no hace mucho tiempo.
Era frecuente en los pueblos el sacrificio casero de animales para el sustento de las familias. Especialmente celebrada era la matanza del cerdo en los meses de invierno, pues el frío facilitaba las labores de conservación de la abundancia de carne que traía el animal.
Yo conocí lo que se llamaba  el reparto de la ración, mediante el cual, la familia que celebraba la matanza repartía entre los allegados una porción de las partes más perecederas del animal, de morcillas y un poco de carne magra para el consumo inmediato. De esta forma, turnándose unos con otros, se disponía durante más tiempo de carne fresca.
Los niños, como heraldos de aprecio y consideración, éramos los diligentes portadores del hatillo.
-¿Sabéis, mis queridos principiantes, que no hace mucho tiempo no existían las bolsas de plástico ni los tuppers? –
Y no era un trabajo despreciado pues, como recompensa por la carrera, a veces, se recibían unas monedas que eran muy apreciadas  y sabiamente puestas en circulación de inmediato.
Eran especialmente bien recibidos y gratificados los recaderos por quienes, por sus circunstancias, ya no estaban en condiciones de corresponder. Y no creáis que era por el anhelo de lo recibido, sino por comprobar que se seguían acordando de ellos. Eran privilegios históricos los que ostentaban; esos derechos que no se apuntan en títulos ni asientos y que tan fácil se extravían en la mente atareada y  pusilánime de las personas desagradecidas.
Lo mismo se hacía cuando se cocía el pan o cuando había abundancia de fruta o verdura.
Estos tiempos de frío y preludios navideños me traen estos recuerdos. Aquí lo apunto para que no se me olvide.

 Y para que no digáis que ya no hablo de cocina y que no cuento más que batallitas os presento una receta para estas fiestas.
Es sencilla y si te esmeras, se puede presentar bonita.
ENDIVIAS AL HORNO CON QUESO CABRALES
Lavadas, cortadas y bien escurridas horneas las endivias con un poco de  mantequilla durante quince minutos a 180° C, luego esparces por encima queso de Cabrales desmigado u otro queso azul al gusto. Si te parece muy fuerte lo mezclas con trozos de otro queso tierno que funda bien.
Gratinas unos minutos y listo.                                                                            
Se sirve bien caliente y con el queso  borbollando.
Están ricas y es un plato ligero si no añades mucho queso.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Para comer, comida


En una ocasión fuimos invitados a cenar por unos amigos mi mujer y yo. Al entrar en el salón nos sorprendió gratamente la mesa: profusión de lienzos,  porcelana y cubiertos  acomodados con precisión  matemática  como alineados a pie de rey.
Pasada la primera prueba con calificación de eminente y el trámite de guardarropa, pues era una ciudad muy  fría, enfrenté el ágape con buen ánimo;  soy amigo de la calidad más que de la cantidad, por lo que el inicio me resultó prometedor.
El vino no lo recuerdo y el meollo del asunto se resolvió sucintamente: unas croquetas, unos trozos de pizza y desembocamos en el plato fuerte de la noche: unas lonchas de embutido frías como un carambanillo.
La desilusión  de confundir el manjar principal con los entremeses ya la tenía  asumida pero  me agarraba como a tabla de salvación a los cubiertos del postre. La cucharilla  atraía mi ilusionada mirada -¿Cómo no va a haber hecho esta gente algún pastel casero para rematar? - pensaba yo.
Pobre indulgente de mí. Aún era joven y desconocía a Baudelaire:
“Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes”.
El momento del colofón se aproximaba  y mi esperanza en un hilo cuando  llegó la hora de la verdad.  La anfitriona se puso en pie,  adoptó gesto serio, un breve carraspeo y nos ofreció la variada e incitante carta del complemento: ¿de postre que queréis: yogur, flan o natillas de chocolate?.
Consumida la cena y la velada con sobria contención, dije a mi esposa: vamos mujer, que esta gente tendrá que descansar.
Y bien abrigados nos fuimos comentando jocosamente el sucedido.

viernes, 27 de octubre de 2017

La olla rápida

En junio de 1931 Julio Camba, desde su retiro en el planeta New York,  lejos del calor y las moscas de su planeta España, con bastante guasa y un toque de magnificencia  escribió para el ABC sobre el analfabetismo:
“… pero mi ideal con respecto a España es este: mientras no se descubra un procedimiento para que sean los analfabetos quienes escriban, que el arte de leer se convierta en una profesión y que solo puedan ejercerlo algunos hombres debidamente autorizados al efecto por el Estado.”
Este artículo, si obvias veladamente la ironía que lo sustenta y enfatizas el clasismo que destila, resulta un comburente potente para autoproclamados progresistas de arcada presta y les provoca un mórbido deleite.
El caso es que después de ochenta años de los albores republicanos, por fin, San Juan bajó el dedo y la rana crió pelos.  Hoy, gracias a internet y a los móviles, los más brutos lucen ignorancia e indolencia en los foros y los menos recatados hacen  los más pomposos y disparatados análisis politicos  fundamentados en sus prejuicios más acendrados.  Hay hasta quien perpetra literatura tardodecadentista con cualquier pretexto.
Total que, mientras el escritor gallego se regocijaba con su sarcasmo impúdico, en España se seguía calentando el potaje y al segundo hervor reventó la olla. 
La olla es el sustento y es un símbolo para el humilde trabajador y es su verdadera patria junto con su familia. Luego, cuando el proletario sacia el hambre y descubre que posee cualidades  exclusivas o simplemente agarra miedo  al fantasma de la soledad y el  desamparo,  espectro que nos acompaña a todos desde la cuna hasta la huesa, el nuevo pequeñoburgués va tomando  devoción a otras  patrias y va endureciendo su corazón. 
Pues, cuando la olla revienta siempre es un mal negocio y sobre todo para aquel pobre trabajador, que es la parte más débil de la cuerda, y frustra la ilusión de los que pensaban  medrar en el río revuelto de sus nuevas aficiones y a veces hasta pierden el guiso.
Por eso, mis queridos seguidores, os voy a dar un consejo para que no sufráis este trance, consecuencia de perder la perspectiva. Cuando pongas la olla rápida a hervir no la cierres con su tapa; cúbrela con una tapadera corriente hasta que hierva mientras te entretienes con el teléfono o el internet, por ejemplo. Llegado este punto pon el cierre hermético y en muy poco tiempo podrás bajar el fuego y a otra cosa.
 Estarás mucho más tranquilo y evitarás el riesgo de tener una experiencia muy desagradable. Quien lo probó lo sabe.


sábado, 30 de septiembre de 2017

La bota de vino

Parte de mi familia me reprocha la costumbre de beber de la bota. Rústico, anticuado, ordinario, zafio, veraneante o pueblerino son algunos de los epítetos que soporto.
No obstante,  con la determinación y aplomo del que se sabe acertado aunque incomprendido,  prosigo estoico mi defensa de esta inveterada costumbre mientras no se me acredite con razonamientos convincentes el error.
Mis feroces detractores ignoran, sin duda,  que la bota fue encumbrada en la Literatura Moderna, muy probablemente después de haberla empinado,  por el mismísimo Príncipe de los Ingenios:
“…fiambreras traigo, y esta bota colgando del arzón de la silla, por sí o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que la dé mil besos y mil abrazos.
Y diciendo esto se la puso en las manos a Sancho, el cual, empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora, y en acabando de beber dejó caer la cabeza a un lado …”
Sin duda,  ignoran también mis sobrios vituperadores que la bota está triunfando en Norteamérica como adminículo característico del atavío indie y como objeto de deseo de cualquier hipster,  subgénero winelovers en modo campo y playa.
Antes de hablar, enterarse.



lunes, 14 de agosto de 2017

Pastel de carne con patata

De un cocinero argentino que tuve recuerdo dos excelentísimas recetas con las que nos alegraba un poquito la vida: un pastel de patata con carne y una carne picada al horno.
Ahora que tengo que ser yo el despensero de otros y procurar animarles, con la inestimable ayuda de mis laboriosos catadores  estoy intentando recrear ambos platos, aunque  llevo más avanzado el pastel de puré de patata.
En el sabor creo haber acertado  e incluso tenerlo superado, pero me está costando lograr la presentación de forma que se pueda considerar un pastel. No obstante, el resultado de las tentativas  viene siendo muy apreciado.
Seguiremos trabajando la carne para hacerla más seca sin perder la ternura del excelente producto que me proporciona el carnicero.
Los peritos catadores, grandes perfeccionistas, no ven la hora de volverlo a intentar.


lunes, 24 de julio de 2017

Lasaña boloñesa

Para todos aquellos postulantes a una consideración meramente digna en el hogar les diré que  lo que le hace a uno más fuerte en la indefectible contienda doméstica  es  establecerse con competencia y dominio en la cocina.
Los que tienen mando saben bien que un rancho seguro y de calidad es vital para mantener las fuerzas, pero más aún el espíritu y la disciplina de la tropa.
El plato que os presento este mes es más bien para épocas más frescas,  pero ahora que tenemos tiempo para innovar os invito a intentarlo y descubrir que es un manjar muy sencillo de elaborar y que,  a poco que cuides la calidad de los ingredientes,  verás la gran diferencia  que puedes lograr sobre lo que  se suele ofrecer en el mercado de calentar y listo.
Consejos: inténtalo primero con la lasaña boloñesa;  busca buena carne picada de cerdo y ternera, se puede meter un poco de jamón;  hay placas de pasta precocinadas secas que facilitan el trabajo;  procura esmerarte con la bechamel, para mí el punto clave; no olvides las especias: pimienta, perejil,  nuez moscada … un chorrito de vino o coñac y un queso sabroso para gratinar.
La pena es ver como se la comen, en cinco minutos desaparece por completo el trabajo de una hora.
¿ No te lo crees? , prueba. Es más sencillo de lo que parece, solo necesitas un poco de orden.

sábado, 24 de junio de 2017

Paella valenciana

Ya lo dijo Cicerón: “el mejor condimento es el hambre”.

(Entiéndase la máxima como humorada, al estilo arcaico u “Oldspeak”).

Hoy, cuando la ironía y el sarcasmo  están proscritos y el Tremendismo, otrora una corriente estética, es considerado delictivo,  un neolengüista avezado podría  acusarme de apología de la hambruna… y puedo acabar como el mismo Marco Tulio.)

A lo que iba, hablando de arroces nada sabe  mejor que aquel  hervido que devoramos para romper el ayuno después de un desajuste  intestinal.  Pero, como nuestro asunto  es el mejoramiento y el progreso, hay que estar preparados para cuando el cuerpo se recobre y pida más.

La paella valenciana  es el plato de arroz por excelencia en el  Estado Español y quien se considere algo ( cualesquiera hombre o mujer ) en la cocina, es un reto que tiene que afrontar tarde o temprano.

No es recomendable estrenarse para invitados, conviene ensayarlo antes, pero es un recurso alimenticio  ideal para ofrecer a  tus convidados.

La paella reúne los requisitos que ha de tener un menú para obsequiar a tus visitantes: es completo, con lo que se simplifica el servicio, es  sencillo de elaborar, de colorido agradable, de fácil digestión si no se abusa de las grasas y se prepara de antemano con lo que  da margen para tenerlo todo preparado a tiempo y sorprender a los invitados con una mesa bien puesta.

Pero como en todo hay gustos, hay gente que preferirá un arroz caldoso. Para ellos, el arroz al estilo mallorquín, arroz brut es una alternativa. Es  un plato que admite más tipos de carnes y de verduras con el doble de agua que la paella. Pero ojo, más agua no quiere decir cocer más. El tiempo de cocción será el mismo y cuidado con los fuegos eléctricos y el calor residual: te pueden fastidiar el remate.




lunes, 22 de mayo de 2017

Salmón en papillote

Que lo elegante ha de ser sencillo, no es que lo diga yo; lo dice la Real Academia. Lo vistoso puede ser atractivo, llamativo e incluso  precioso; pero no elegante.
Si lo que buscas es algo fino, distinguido u original tienes que ir sin excusa a lo sencillo sin renunciar a lo agradable y lo valioso.
En cocina el salmón en papillote es una receta que se puede calificar como elegante: sencilla, sana, sabrosa, suave, agradable y bonita. Y, por si fuera poco, tiene un nombre gracioso, copiado del francés,  que significa en papel.
Es muy fácil de hacer: poner las verduras debajo del salmón al horno cubiertos de papel de horno o de aluminio o de unas bolsas que venden para hornear.
La grasa del pescado se repartirá por todo el alimento resultando un plato suave, agradable y delicado.

Y no digo más,  que ya he dicho bastante.

sábado, 29 de abril de 2017

Costilla de cerdo a la sal

Cocinar carne  a la sal, a parte de su sencillez, tiene unas cuantas ventajas: además de reducir bastante la grasa, presenta un aspecto característico y resulta un sabor diferente y gustoso. Además no pierde ningún valor para consumirlo después a temperatura ambiente,  con lo que es un plato ideal  para presentar en cualquier convite, para elaborar deliciosos bocados fríos o para tener preparado para una comida rápida o  para una colación campestre.

El manjar no tiene ninguna dificultad: procura un costillar de cerdo lo menos descarnado posible, en una bandeja de horno haz una cama de sal gorda y entierra la carne con más sal. Si no encuentras sal húmeda al efecto lo humedeces para que se adhiera mejor al alimento.
Puedes usar las especies habituales en la carne de cerdo antes de ponerlo en la sal y el tiempo de horno el habitual, según el volumen de la carne.
Cuando termine de hornearse rompes la costra de sal y retiras los restos de ella que queden pegados al alimento. Se corta y se presenta al gusto. No resulta excesivamente salado.
Para acompañarlo es ideal el alioli. Te gustará.
Lo mismo se puede hacer con cinta de lomo, si es del cabecero mejor,  y es preferible para comer en frío una vez cortado en lonchas finas.


jueves, 30 de marzo de 2017

El té

"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré" , decía el Señor, según San Mateo. Qué balsámica proposición  y qué sugestiva y halagüeña oferta para estos tiempos en los que tanto la demasía de trabajo como el exceso de holganza  provocan fastidio, aburrimiento y hasta enojo.
Seguramente, la expectación levantada en buena parte de mis lectores se verá de inmediato frustrada si añado que quien hace tan sugerente oferta propone la mansedumbre y la humildad como el camino para lograr el alivio.
Dejemos a esa parte de mis seguidores que sigan airados su frenético rumbo y con el resto prosigo la perorata a ver cómo enlazo yo esto con el objeto de este sitio.
En esta tradición nuestra de duermevelas, vigilias y trasnochos, el café es un socio habitual. Su delicioso sabor, su idoneidad para ponernos en guardia, para estimular la conversación y para convocar a las musas, lo convierten en un aliado único en ciertos momentos.
Pero si lo que tú necesitas es bajar el pistón, reducir la marcha, calmarte un poco o, simplemente, disfrutar  de lo mucho o poco peleado, ya es hora de que te apliques al té.
En España, donde las señoras ni toman té si no es cuando se desmayan y no hay por casualidad a mano manzanilla, como decía El Pobrecita Hablador hace ya más de un siglo, las cosas están cambiando. Únete a la corriente.
 Busca buenas hojas, una buena tetera y los complementos adecuados, si es en rama. Calienta bien la tetera y el agua, ponte un buen bocado, dulce o mejor salado, siéntate, sírvetelo con calma, mira algo bello, no te quejes… no seas tan exigente… hay teteras muy bonitas. Leche o azúcar, si gustas y disfruta. Repetirás.

Si lo tomas con anglosajones entérate antes del protocolo y, sobre todo, por lo que más quieras, bajo ningún concepto,  levantes el dedo meñique al beber de la taza, eso sería lo peor, sería infausto, terrible, calamitoso; arruinaría tu reputación  en todo el Imperio Británico.

martes, 28 de febrero de 2017

Coca mallorquina

“Si  te contara lo que a mí me hicieron, - le decía el atún a la anchoa-, solo Neptuno y yo lo sabemos. Yo, que era el mejor nadador del océano, todo músculo. Después de atraparme me pincharon, me destriparon, me congelaron, me descongelaron, me desmembraron, me despedazaron y me encerraron a oscuras. Luego, me cocieron.
“Aquí pierdo la memoria, ya no sé ni el tiempo que pasé allí cautivo a oscuras hasta que, sorpresivamente, tras una luz cegadora volvió el martirio: me desmigaron y me hornearon. Cuando ya pensaba yo perder la noción de mi existencia por efecto del calor,  me volvieron a congelar y después de un tiempo y ajetreo  me volvieron a abrasar  y aquí estamos. Ya casi ni me reconozco.  ¿Qué será lo siguiente?.
“Al  menos a ti no te metieron en salmuera,  -contestó el ex-boquerón.
“Eso, eso  -terció la afligida aceituna negra-. El salazón es muy desagradable.
“¿Qué sabréis vosotros?  - intervino  la alcaparra-. No habéis probado el vinagre y su extrema acidez.
¿De verdad se puede considerar la pizza un alimento natural?
¿Queda algo de  las propiedades nutritivas de aquellos  alimentos cuando son consumidos?.
Podemos hablar también de los aditivos y de los aditivos de los ingredientes, pero nos saldríamos del formato habitual. Además este blog no fue pensado para la inapetencia y la aprensión, sino para dar soluciones y respuestas.
En vez de viajar tanto a Italia, quedémosnos un poco más cerca. La coca mallorquina nos solucionará una cena o un aperitivo de forma más sana y en menos tiempo de que lo piensas.
Los ingredientes son pocos y muy corrientes: harina, aceite de oliva, sal, tomate, cebolla y espinacas. Caben otros componentes según el gusto y la disponibilidad: pimientos, berenjenas …
La base es una masa quebrada delgada,  o,  incluso una más sencilla:  agua, aceite, sal y harina; prueba y elige la que más te gusta. Pones encima la verdura mezclándola como prefieras, sal, aceite y a hornear.

¿A que te parecía más difícil?.

jueves, 2 de febrero de 2017

La purrusalda

¡Qué dura es la vida del urbanita moderno!.
¡Quién me mandaría a mí comprar el coche en invierno!.
Almorzado con un  bocadillo me pasé la tarde en el taller;  qué fríos son aquellos sitios para el que allí solo tiene que aguardar.
Discutiendo con el encargado de si esto o aquello entra en garantía  ya tenía yo los pies fríos.
- Por cierto, no se me olvide; tengo que pasar por la frutería, espero no tener que ir en busca de una de guardia.-
Vuelta a la sala de espera, que estaba muy  caliente,  y vuelta a desabrigarse y vuelta a pasar frío al salir a ver cómo iba lo mío.
Al pasar sumiso por la oficina, la sonrisa candonga de la prieta cajera  me dejó tan frío como estaba.
Con escaso hálito salí de allí con la cartera también menguada. A estas alturas sólo una esperanza me impelía. Corrí en busca de lo que en mi cabeza como una cantilena me martillaba: un manojo de puerros, una cebolla, zanahorias y patatas.
Con el resuello en el cuerpo corté, una vez lavados,  los puerros en trozos medianos, las zanahorias en rodajas y la cebolla en parmentier ( tacos grandes) y todo ello  lo rehogué con un buen aceite de oliva, luego añadí las patatas en tacos tronchados o chascados para que engordasen  un poco el caldo, sal, agua y herví.
Servir caldoso.
Con la primera cucharada noté yo que mi suerte había tornado. -Venga lo que venga, ya nada me acobarda-.
Ten tu propia experiencia con la purrusalda, repetirás.
Los de Bilbao suelen añadir un poco de bacalao. Se puede prescindir de la cebolla, esta lo suaviza un poco, depende lo verdes que  estén los puerros y del gusto de los invitados.


24.01.17