jueves, 28 de enero de 2021

Especias

 La cocina, expresión de creatividad como ninguna entre las habituales, es resultado de múltiples factores  o variables que en la distinta  medida que concurren pueden determinar resultados en una amplísima gama.

Las técnicas de cocina, los medios empleados, el tiempo, la calidad del producto y otros agentes concurrentes determinan el resultado final.

La disponibilidad de medios y de productos,  la mejora de los conocimientos y la experiencia acumulada al pie del fogón nos van a hacer más competentes en este oficio y arte de cuidarnos y darnos placer con la comida.

Quien quiera progresar en la cocina debe conocer y emplear una cierta variedad de especias o condimentos,  como mínimo los que son  de uso corriente en su entorno regional. No hay que negarse en rotundo a innovaciones foráneas pero mostrar un excesivo interés por ellas sin conocer las propias bien puede calificarse de esnobismo.

El ajo, el perejil y el pimentón son los básicos entre nosotros y están presentes en el repertorio de platos más tradicional por lo que no requieren mayor redundancia. Tendremos que meternos enseguida con las pimientas: los guisos o salsas fuertes se verán muy mejoradas con la pimienta negra y la blanca la reservaremos para las carnes blancas y las pastas más suaves. Se ofrecen también combinadas con verde y roja en grano.

¿Dónde va una chuleta de cerdo sin su orégano, un bechamel sin su nuez moscada, unos champiñones sin su poquito de cayena o unas lentejas sin su hoja de laurel? . ¿Qué sería de la morcilla de Burgos sin su comino? El mismo que te puede arreglar unos restos de carnes para hacer unas fajitas o unos tacos.

La salsa de tomate gana mucho valor con la albahaca y un poquito de cilantro le da un punto de frescor. El azafrán, sobrevalorado por aquello de las leyes del mercado, también se puede probar alguna vez.

Salvo con los picantes, no hay miedo a pasarse.

Para qué insistir más ... A probarlo.