jueves, 31 de enero de 2019

Arroz viudo


Nadie ha descrito como Ángeles Mastretta en Mujeres de ojos grandes el aspecto de descuido y relajo de la viudedad y las ventajas de tal condición.
De los viudos y viudas tradicionalmente se han hecho chanzas y literatura, tal vez, quién sabe, si para aliviar el penar del que se queda o para no dejarles levantar cabeza.
La autora, conocida en España más por sus plagiadores que por sus méritos, país de pícaros y visionarios, entronca con la tradición de la literatura femenina clásica y huye de los manidos estereotipos con unos relatos amables pero  nada cándidos.
Aquellas escritoras fueron fuente de inspiración del feminismo tradicional que procuraba la promoción de la mujer mediante su educación  y su  refuerzo y la mejora de su condición a base de conocerse y superarse a sí misma y de fortalecer su impronta. Y hablamos de épocas en las que las expectativas de las que nacían hembras, el hostigamiento hacia las que se salían de la norma y las consecuencias de sus deslices eran infinitamente peores que los de ahora.
Nada que ver con el feminismo político de moda que predica el gregarismo de las mujeres y mezcla a capricho autoindulgencia e intransigencia,  lo que provoca la desorientación en ellas y en su entorno y el  debilitamiento de su fortaleza  y su  devaluación individual,  para luego explotar sus debilidades y sus infortunios en beneficio del movimiento.
Y todo esto para presentar el plato de este mes.
El arroz con verduras en algunos sitios  es llamado arroz viudo o de vigilia por aquello de la privación de la carne o el pescado. Las verduras serán su complemento y las especias nos ayudarán a sobrellevar la abstinencia. Las combinaciones son ilimitadas. Para los débiles o los empachados de privaciones, una loncha fina de buen jamón calentado al amor del arroz les ayudará a soportar la saludable dieta.