domingo, 28 de octubre de 2018

Huevos rancheros


El aburrimiento y el tedio, si no se remedian a tiempo, pueden acabar en hartazgo y  hastío.
Quien se empeña en imponer un gusto por saturación olvida que las leyes de la Física,  aunque funcionan con algunas personas, nunca alcanzan un éxito duradero en las colectividades y es por la consabida razón de que los humanos, además de pensar, sienten.
Sea bien porque hemos tomado  conciencia de nuestra excelencia o grandeza los humanos; o bien porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza, o por lo que sea, las personas somos unos seres puñeteros, o sea, dignos.
El pensamiento y el discernimiento pueden llegar a convencernos a nosotros mismos de que nos conviene domeñar nuestros sentimientos incluso cuando percibimos engaño,  sometimiento o injusticia. Pero siempre hay un grupo de personas, la pesadilla de gurús, líderes o salvapatrias, que se revuelven incapaces de digerir el autoengaño o de “comulgar con ruedas de molino” y se encaran con aquellos, incluso asumiendo riesgos.
Con estos inadaptados no hay ostracismo ni gulag ni propaganda ni falacia ni insidia que acabe. Puedes eliminarlos uno a uno, pero la raza es inextinguible, pues, como el garbanzo negro, nace de la simiente más blanca.
Y, no hay que olvidarlo, aunque molestos e importunos, son precursores de cambios y portadores esperanza.
En fin, vuelta a la cocina.
Con la comida pasa igual, la falta de variedad nos llevan al hartazgo y al hastío y el mejor alimento nos cansa si nos lo ponen todos los días.
Para los cansados del huevo frito, os presento una receta fácil y sana inspirada en la cocina mexicana: el huevo ranchero.
Lo de inspirada lo pongo para que algún enterado purista no me venga a corregir y para tomarme libertades al cocinar.
Tres son los componentes imprescindibles: la tortilla mexicana de maíz o de trigo, el huevo frito o a la plancha y la salsa casera mexicana de cebolla, pimiento, tomate y cilantro todo cortado en tacos y ligeramente salteado a fuego fuerte (es muy importante que mantenga la consistencia).
Lo demás, al gusto. Si no tienes cilantro fresco, puedes añadir perejil fresco y un poco de pimienta molida (esta última, si tiene bayas de cilantro, mejor). Hay una buena variedad de salsas picantes en el mercado para aportar sabor y picante al gusto. También se pueden utilizar guindillas en vinagre por los chiles jalapeños.
Queda muy bonito con un poco de aguacate o salsa guacamole o unos nachos, enchilada, y, si quieres ser mas purista, unos frijoles refritos o de la olla.