lunes, 30 de agosto de 2021

Sartén cerámica

Los detractores de la plancha eléctrica casera suelen enfatizar el golpe de calor que este electrodoméstico es incapaz de proporcionar. Se expresan así como duchos peritos repitiendo  el tópico muchos cocinillas incapaces de hacer un sándwich.

Como en la vida,  no hay nada perfecto en la cocina pero yo no soy partidario de hablar de oídas y solo la práctica y la experiencia nos permitirá conocer los límites de los aparatos  y, lo que es más difícil de admitir, de nosotros mismos.

La sartén cerámica es una pieza interesante en la cocina y puede cubrir algunas de las deficiencias de la plancha eléctrica siempre que no haya que cocinar para demasiadas personas.

La ventaja de esta superficie es su dureza y la capacidad que tiene de soportar temperaturas más altas, lo que permite ese renombrado golpe de calor que algunas veces se necesita y  que la plancha de aluminio no es capaz de dar.

Esta ventaja supone también inconvenientes pues la elevada temperatura que alcanza, si no se maneja con tacto el aparato, puede quemar los jugos o la grasa que se utiliza o que suelta el alimento.

Aquí llegamos al punto donde quiero ver yo a los enterados de que hablaba al principio.

Conseguir la ventaja de esas temperaturas más altas con estas sartenes tiene su ciencia y hay que saber manejar bien el mando de la potencia de calor para conseguir el efecto deseado el tiempo justo y necesario.

Se tendrán aquí en cuenta factores como la superficie y  potencia de la fuente de calor y el tamaño y forma  de la sartén y la proporción entre ambas. Cuanto más grande sea la sartén menos riesgos, pero puede que el calor no llegue bien a las orillas. Con una sartén pequeña el riesgo de sobrecalentarla es máximo.

La dificultad crece en la cocina vitrocerámica por el efecto del calor residual.


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